jueves, 10 de marzo de 2011

LAS ILUSIONES PERDIDAS


Honoré de Balzac, uno de los grandes escritores de la literatura universal, plasmó en su más célebre obra “La comedia humana”, impresionantes aspectos de la Francia del primer tercio del siglo XIX, la posterior a la caída del Emperador Napoleón Bonaparte.

El genial escritor francés fue uno de los fundadores del “Realismo literario”.

Entre sus obras principales podemos destacar, entre otras, Eugenia Grandet, Papá Goriot, La piel de Zapa..

Dentro del citado ciclo de la “Comedia Humana”, una de las mejores novelas es “Las ilusiones perdidas”. Relata la novela el auge y caída del aspirante a poeta Lucien Chardon. El hombre más importante de Angulema choca con un escollo mayor que el que le imponen los límites de su propio ingenio: el ambiente provinciano de su pequeña ciudad, cuyos habitantes son incapaces de apreciar la admirable sensibilidad artística del poeta. Ante ello, decide ir a París, la ciudad donde el talento siempre triunfa y el talento como el suyo son reconocidos como merecen.  

Pero en la vida real hay muchas otras Ilusiones Perdidas. Grupos, personas que se desviven por la consecución de un determinado fin, trabajan intensamente para ello, emplean ilusión, tesón, ganas, esfuerzo, talento, lucha…pero su inmenso trabajo no es reconocido por otros.

Y están estas Ilusiones Perdidas a la vuelta de cada esquina. Las encontramos en el mundo laboral, empresarial, funcionarial, deportivo, etc. Ello lleva a una frustración –gran frustración- en algunos casos al Grupo o al individuo que había puesto muchísima ilusión y ganas en un trabajo en el que estaba ilusionado, y creía que podía aportar muchísimo, y, sin embargo, todo su esfuerzo no se ha tenido en cuenta.

Es necesario que esas Ilusiones Perdidas se restablezcan. Que el Grupo o el Individuo sigan trabajando como antes, que la persecución de su fin continúe, que el trabajo realizado sirva para continuarlo, y que el espíritu, la fe en el Grupo se revitalice.

Nadie es profeta en su tierra, en un refrán español que muchas veces es cierto.

Pero hay otros muchos casos en que el trabajo, el ingenio, el talento sí ha sido reconocido.

Las ilusiones perdidas de la novela de Balzac sirvieron al poeta frustrado para desplazarse y adquirir gloria en París.

En otros muchos casos, desde otros puntos de vista, este no reconocimiento, ha servido para luchar más, y para triunfar definitivamente, bien desde el punto de vista intelectual, científico, político, religioso.

Lo importante es que la ilusión no sea totalmente perdida, sino que exista el fuego diario de la lucha por un fin en el que se cree.




Elblogoferoz publica mi artículo "LAS ILUSIONES PERDIDAS".

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